El 12 de abril de este año el Centro
Social Ocupado Autogestionado La Traba cumplía 7 años
7 años de Okupacion y Asamblearismo,
generando espacio de barrio, autogestionando un trocito de ciudad.
Ahora se están realizando actividades de cara a ganar más peso
ciudadano y moral para que no se efectúe el desalojo de este centro social que
está previsto para el 22 de julio.
Los centros sociales ocupados
representan la recuperación de espacios, el asamblearismo y la autogestión. En
estos 7 años en el CSOA La Traba se han realizado multitud de actividades y
multitud de colectivos han dado vida a este espacio:
La
Traba es un espacio abierto, autogestionado y multicultural que cuenta con actividades
siempre gratuitas a disposición de tod@s, como el gimnasio deportivo, el parque
cubierto de bicis BMX (uno de los más grandes de la península), un espacio para
bailar y organizar sesiones de break dance, un local de ensayo para bandas
musicales del barrio, grupo de teatro, una asociación de baile folklórico
boliviano que apuesta por la convivencia intercultural. Un estudio de
grabación, donde grupos de jóvenes crean, graban y editan sus propias
canciones, aprendiendo de forma gratuita y comprometida. Un grupo de consumo
que apuesta por el pequeño productor y la comida ecológica. Una oficina de
desobediencia económica para poner en práctica la objeción fiscal y la
organización de insolventes y deudores. Además de ser un espacio que acoge eventos
para apoyar a colectivos y asociaciones.
Esta es su dirección:
C/ Batalla de Belchite, nº 17 (CSOA La Traba) Metro de
Legazpi-Plaza de la Beata. Madrid
Los primeros 7
años de okupación: vídeo
Participando en el Pleno de la Junta Municipal del distrito de
Arganzuela el 4/6/2014: El vecindario organizado: vídeo
Basta ya de desalojos y desahucios, primero la gente.
¡CSO La Traba, 50 años más!
¿Para qué la ocupación o la recuperación de
espacios?
Vivimos en un sistema que ha privatizado el suelo que pisamos convirtiéndolo
en una mercancía más, y ha implantado un modelo desarrollista salvaje que se
manifiesta en la masiva proliferación de urbanizaciones, campos de golf,
autopistas… y una serie de infraestructuras, muchas veces innecesarias,
generando graves problemas ambientales y sociales. Los gobiernos de turno
implementan estas políticas en beneficio de los intereses empresariales,
provocando, entre otras cosas, más desigualdades sociales.
Para llevar a cabo esta política, el sistema necesita paralelamente apagar toda
expresión de resistencia popular. Mientras cientos de edificios se encuentran
en una situación de abandono esperando su recalificación (y por lo tanto el
aumento de su valor especulativo), los locales públicos donde poder reunirse,
organizarse y tomar parte en las cuestiones que afectan a nuestras vidas, están
mayormente controlados por la burocracia institucional.
Es necesario denunciar y luchar contra la especulación urbanística con
hechos además de con palabras. Porque necesitamos espacios donde aglutinar e
impulsar la voz de la gente y crear puntos de encuentro para la transformación
revolucionaria de la sociedad. Hay que conquistar la democracia real con la
participación popular, activando la lucha en los barrios y construyendo así la
verdadera democracia directa.
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